Jorge Julio López, el testigo clave en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz está desaparecido desde hace seis meses. Desaparecio el 19 de septiembre de 2006.
No hay una sola pista. No hay un solo detenido. No hay una sola accion que haga avanzar la investigacion. No hay nada.
El gobernador de Buenos Aires, Solá, dijo en su momento "es el primer desaparecido de la democracia". En su momento, esa frase me parecio aberrante, desubicada y reprochable. Estabamos todos tan seguros de que la democracia habia sido la solucion a todos nuestros males. Pero no, los mismos elementos que hacian desaparecer gente durante la dictadura siguen vivos y evidentemente activos. La frase de Solá paso de ser una fantochada a ser un reflejo doloroso de la realidad que los argentinos nos negamos a ver: los dictadores ya no estan, pero si estan sus soldados y siguen en la misma. El sueño de la democracia, es solo eso, un sueño. No hay democracia sin justicia, no hay democracia sin libertad de pensamiento y de habla. Y en este pais, si alguien levanta la cabeza mas alto que los demas, se la cortan. Y eso paso con Lopez.
Hoy se lo usa como arma politica, todos quieren desbancar al Kirchner, y usan el caso como argumento. A nadie, excepto a Kirchner, le conviene que aparezca con vida. Al caso, a nadie, excepto a Kirchner, le conviene que aparezca, lisa y llanamente.
Y mientras tanto, hay una familia rota, que llora en silencio a gritos. Silencio porque nadie escucha y los gritos bien justificados por -ironicamente- la injusticia. Injusticia, impunidad, respaldo politico, monedas de pago comunes en la dirigencia argentina. Y un cheque sin fondos, en esta moneda, se paga con la vida de alguien que normalmente, es solo un chivo expiatorio, un mensaje, una carta que dice "paga, porque esto te puede pasar a vos".
No se olviden de Julio Lopez, no se olviden de Cabezas.
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